¿Cómo puedo despertarla?
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Se dice que Teseo logró orientarse en medio de ese laberinto hasta llegar a donde existía el Minotauro, y enfrentándose en lucha cuerpo a cuerpo lo venció. La salida de ese laberinto fue posible mediante el “Hilo de Ariadna”, que pudo llevarlo hasta la “Liberación final”. Resulta interesante saber que precisamente en el suelo de la Catedral de Notre Dame en París fuera dibujado ese laberinto maravilloso. Indubitablemente todo esto es algo que nos invita a la reflexión... Orientarnos no es cosa fácil: el laberinto de las teorías es más amargo que la muerte. Mientras algunos autores le dicen a uno que los ejercicios respiratorios son magníficos, otros le dicen que son dañinos; mientras unos afirman una cosa, otros afirman otra; cada escuela presume de que tiene la verdad; el laberinto resulta ser muy difícil. Cuando uno consigue llegar al centro del laberinto tiene que vérselas en lucha cuerpo a cuerpo con el Minotauro cretense ,es decir ,con su propio Ego ,con el Yo ,con el Mí mismo ,con el Sí Mismo ,y sólo logra uno salir del centro del laberinto mediante el “Hilo de Ariadna”, que debe conducirnos hasta la luz. Sin embargo la mayor parte de las gentes se pierden entre el laberinto de tantas teorías, de tantas escuelas y de tantas confusiones... ¿Cómo hacer para orientarnos? ¿De qué manera? Obviamente nos debe interesar el DESPERTAR DE LA CONCIENCIA, solo así podemos caminar con éxito dentro de aquel misterioso laberinto; pero mientras no hayamos despertado estaremos confundidos... Algunos hasta se entusiasman por estos estudios momentáneamente y luego los abandonan. Hay quienes con la cabeza llena de teorías creen haber descubierto ya el Camino Secreto, aunque anden bien dormidos. ¡Parece increíble, pero hay Maestros de la Gran Logia Blanca, verdaderos gnósticos en el sentido trascendental de la palabra, despiertos radicalmente, Autorrealizados totalmente (en lenguaje alquimista diríamos: sujetos que tienen ya en su poder la “Gema Preciosa”), y sin embargo no saben ni leer ni escribir; son absolutamente analfabetos, pero eso sí, Autorrealizados y despiertos! En cambio vemos en el camino de la vida, dentro de las diversas escuelas, organizaciones, sectas, órdenes, etc., a sujetos con la cabeza llena de teorías, a individuos con rica erudición, pero con la Conciencia completamente dormida; a “ignorantes ilustrados” que no solamente no saben, sino lo que es peor, ni siquiera saben que no saben... Eso sí, cuando se les interroga demuestran una erudición sorprendente y mentes chispeantes, con conceptos brillantes, con proverbios luminosos, contundentes y definitivos, pero ¿de qué sirve todo eso?... Nosotros necesitamos primero que todo DESPERTAR para saber cómo nos vamos a orientar. ¿De qué nos serviría tener la cabeza llena de letras si continuamos con la Conciencia dormida? Más valdría ser analfabetos, pero despiertos... Necesitamos aprender a vivir, mis caros amigos, porque sucede que los seres humanos no sabemos vivir, y eso es muy grave. No medimos el tiempo, creemos que este vehículo físico nos va a durar una eternidad, cuando realmente no dura casi nada, y luego se vuelve polvo... Lo más importante es NO IDENTIFICARSE con las circunstancias de la existencia. La vida es como una película, y es de hecho una película que tiene un principio y tiene un fin; distintas escenas van pasando por la pantalla de la mente, y el error más grave de nosotros consiste en identificarnos con esas escenas. ¿Por qué? Porque pasan, sencillamente porque pasan; son escenas de una gran película, y al fin pasan... Afortunadamente, en el camino de mi vida acepté siempre eso como lema: NO IDENTIFICARSE UNO CON LAS DIFERENTES CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA... Me vienen a la memoria, dijéramos, casos de la niñez. Como quiera que mis padres terrenales se habían divorciado, nos tocaba a nosotros, los hermanos de una gran familia, sufrir. Habíamos quedado con el jefe de la familia, y se nos prohibía visitar a nuestra madre terrenal; sin embargo, nosotros no éramos tan ingratos como para poder olvidarla. Me escapaba siempre de mi casa con un hermanito menor que me seguía; íbamos a visitarla, y luego regresábamos a casa, mas mi hermanito sufría mucho, pues al regreso se cansaba porque era muy pequeño, y yo tenía que llevarlo entonces sobre mis espaldas. Lloraba él amargamente y decía: “Ahora, al regresar a casa, papá nos va a azotar, nos va dar de palos”. Yo le respondía diciéndole: “Todo pasa, acuérdate de que todo pasa”... Cuando llegábamos a la casa, ciertamente nos aguardaba nuestro padre terrenal lleno de gran ira y nos daba latigazos. Posteriormente nos internábamos en nuestra habitación a dormir; pero ya al acostarnos le decía yo a mi hermano: “¿Te fijas? Ya pasó. ¿Te convenciste de que todo eso ya pasó?”. Un día de esos tantos nuestro padre alcanzó a oír cuando yo le decía a mi hermano “Todo pasa, eso ya pasó”, y claro, mi padre, que era bastante iracundo, empuño de nuevo el látigo terrible que traía y penetró en la habitación de nosotros, diciendo: “¿Conque todo pasa?, sinvergüenzas”, y luego otra azotaina más terrible nos dio, retirándose después al parecer muy tranquilo por habernos azotado. Ya que él se retiró, un poco más bajito le dije a mi hermano: “¿Te fijas? Eso también ya pasó...”. Es decir, nunca me identificaba con esas escenas; tomé como lema en la vida jamás identificarme con las circunstancias, con los eventos, con los acontecimientos, pues sé que esos acontecimientos, que esas escenas, van pasando. ¡Tanto que uno se preocupa porque tiene un problemazo que no sabe cómo resolver, y después ya pasa y viene otra escena completamente distinta; entonces, ¿para qué se preocupó? Si tenía que pasar, ¿con qué objeto se preocupó? |
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