En realidad de verdad, hermanos, cada uno de los agregados psíquicos que surge en nosotros, tiene determinados compromisos. Podríamos decir, sin exageración
alguna, que el ladrón (por ejemplo) lleva dentro de sí mismo una cueva de ladrones, cada uno de ellos con distintos compromisos, en distintos días, horas y
lugares; que el fornicario irredento carga en su interior (para colmo de los colmos) una casa de citas; el homicida, obviamente, lleva en su psiquis un “club de
asesinos” (claro, cada uno de estos, en el fondo, tiene sus compromisos); el mercader, en su interior, lleva una plaza de mercado, y así sucesivamente...
Mas, ¿cómo se teje y desteje nuestro propio destino? Mucho dijo Gurdjieff sobre la LEY DE RECURRENCIA. Ouspensky, Collins, Nicoll, etc., comentaron tales
afirmaciones. Mas nosotros, en el terreno de la investigación, hemos ido más lejos. Conocemos a fondo la mecánica viva de la Ley de Recurrencia, y esto es muy
importante...
Un sujeto X-X, por ejemplo, que en una pasada existencia fuera, dijéramos, adúltero (que hubiese dejado a su mujer por otra dama), es claro que, al renacer, trae
en su psiquis al Yo del adulterio, al mismo que cometiera el delito. Éste, no podrá expresarse en los primeros años de la infancia, ¡imposible!
Si el suceso fue a la edad de 30 años, por ejemplo, indubitablemente el Yo de aquel adulterio aguardará en el fondo de la psiquis (dentro del terreno de lo
infrahumano, en las Esferas Subjetivas), a que llegue la edad consabida de los famosos 30 años. Cuando esa edad llegase, aquel Yo resurgirá (desde el fondo) con
gran fuerza, se apoderará del Intelecto y del Centro Emocional, y del Centro Motor-Instintivo-Sexual de la Máquina, para ir a buscar a la dama de sus ensueños...
Antes, se habrá puesto en contacto telepático con el Ego de aquella dama; posiblemente hasta se habrían dado cita en cualquier lugar (tal vez en un parque de la
ciudad o en una fiesta). Y es obvio que viene después el reencuentro. Pero lo interesante es ver cómo ese Ego sumergido puede jalar al Intelecto, mover los Centros
Emocional y Motor de la Máquina, y llevarse la Máquina, precisamente, al lugar donde tiene que encontrarse con la dama de sus ensueños. Pero inevitablemente, el
mismo proceso se realizará en ella, y la escena se repetirá otra vez, tal como sucedió.
Supongamos que un caballero X-X en una cantina se peleó en la pasada existencia con otra persona, con otro hombre, por tal o cual motivo, posiblemente baladí.
¿Creen ustedes que por el hecho de que el cuerpo físico deje de existir, aquel Yo va a desaparecer? ¡Pues no!; simplemente continuará en la Dimensión Desconocida.
Pero al renacer el Ego, al retornar, al volver a tomar un nuevo cuerpo, llegará el momento en que podrá entrar en actividad; aguardará la edad en que sucedió el
hecho en la pasada existencia.
Si fue a los 25 años, aguardará aquellos consabidos 25; el permanecerá en el fondo de la psiquis (entre tanto), y cuando llegase el momento, obviamente se
apoderará de los Centros de la Máquina para repetir la “hazaña”...
Antes, se habrá puesto en contacto telepático con el otro X-X sujeto, y se habrán dado cita, posiblemente en otra cantina. Allí, al mirarse, se reconocerán a
través de los rostros, se herirán mutuamente con la palabra y el hecho se repetirá...
Vean ustedes pues, cómo por debajo de nuestra zona concientiva y de nuestra capacidad razonativa, se realizan distintos compromisos. Así es como la Ley de
Recurrencia trabaja, ésa es la mecánica de tal Ley.
Claro está que, miradas las cosas de este modo y de esta manera, no tenemos, en verdad, lo que podríamos denominar “LIBERTAD TOTAL”, “LIBRE ALBEDRÍO” (es muy poco
el margen que tenemos de libre albedrío). Imaginen ustedes un violín entre en un estuche. El pequeño margen que puede haber entre el violín y el estuche, casi
mínimo, nos daría una idea del pequeño margen de libertad que nosotros poseemos.
En realidad de verdad, estamos metidos dentro de la mecánica de la Ley de Recurrencia, y esto es lamentable por cierto...
Un hombre es lo que es su vida; si un hombre no trabaja su propia vida, ese hombre está perdiendo el tiempo miserablemente. ¿De qué modo podríamos nosotros
LIBERTARNOS de la Ley de Recurrencia? Pues, TRABAJANDO NUESTRA PROPIA VIDA.
Incuestionablemente, nuestra propia vida está compuesta de comedias, dramas y tragedias.
La comedia es para los cómicos; los dramas para las personas normales, comunes y corrientes; y las tragedias para los perversos...
En los Misterios de antaño, no se aceptaba a ningún trágico. Se sabía que éste era castigado por los Dioses, y obviamente el Guardián le rechazaba con la punta de
la espada...
Que necesitamos DISOLVER LOS YOES ¡Eso es lógico! Éstos son los “actores” de las comedias, dramas y tragedias. ¿Podría, acaso,
haber una comedia sin cómicos? ¿Podría existir un drama sin actores? ¿Creen ustedes que podría desarrollarse, en cualquier
escenario del mundo, alguna tragedia sin trágicos, sin actores? Obviamente que no, ¿verdad? Entonces, si queremos cambiar nuestra
propia vida, ¿qué debemos hacer? No nos queda más remedio que disolver a los “actores” de comedias, dramas y tragedias.
¿Y quiénes son esos “actores”, dónde viven y por qué?
|
|
Yo les digo a ustedes, en verdad, que esos “actores” son del tiempo, en realidad, cada uno de esos “actores” viene de antiguas edades.
Si decimos que “el Yo es un libro de muchos tomos”, estamos asegurando una gran verdad; si afirmamos que “el Ego viene
de muchos ayeres”, es cierto. Entonces, EL EGO ES TIEMPO, los Yoes personifican al tiempo: Son nuestros propios defectos, nuestros
propios errores, contenidos en el reloj del tiempo; son el polvo de los siglos, en el fondo mismo de nuestra psiquis.
Cuando uno conoce la didáctica precisa, para la disolución de esos elementos indeseables que se lleva adentro, consigue insólitos progresos. Se
hace indispensable, urgente, inaplazable, conocer con exactitud la didáctica. Sólo así es factible la desintegración de esos elementos indeseables
que se llevan dentro...
En alguna ocasión, nació en la Atlántida un Iniciado. Ese hombre se desenvolvió en un hogar delicioso, donde solamente reinaba la armonía, la
amistad, la Sabiduría, la riqueza, la Perfección, el Amor. Mas llegó el momento en que aquél hombre, a través de las diversas técnicas y
disciplinas de la Mente, consiguió el autodescubrimiento.
Entonces, con horror, se dio cuenta de que llevaba en su interior elementos abominables; comprendió que necesitaba de un “gimnasio” especial, de un
GIMNASIO PSICOLÓGICO, y es claro que en aquél ambiente de perfecciones, no existía tal “gimnasio”.
No le quedó más remedio que abandonar la casa, la casa de sus padres, y situarse por ahí, en los suburbios de cualquier ciudad Atlante (se creó a
sí mismo, el Gimnasio Psicológico, un “gimnasio” que le permitió el autodescubrimiento de sus propios defectos). Claro, desintegró los agregados
psíquicos y se liberó.
En verdad, mis estimables hermanos, que las peores adversidades nos ofrecen las mejores oportunidades. Constantemente llegan a mí, cartas de
distintos hermanitos del Movimiento Gnóstico Internacional: Unos se quejan de su familia, de su papá, de su mamá, de sus hermanitos; otros
protestan contra la mujer, contra los hijos; aquéllas hablan con horror de su marido, etc., y piden, naturalmente, un bálsamo para consolar su
adolorido corazón...
Hasta ahora, entre tantas cartas, no he visto una (siquiera) de alguien que esté contento con tales situaciones tan adversas. Todos protestan, y
eso es lo lamentable. No quieren el Gimnasio Psicológico; antes bien, quisieran huir del mismo, y a mí (como Instructor) no puede darme menos que
dolor. Digo: “¡Pobres gentes, no saben aprovechar el Gimnasio Psicológico, quieren un Paraíso, no quieren entender la necesidad de las
adversidades, no quieren sacar partido de las peores oportunidades; en verdad que no desean el autodescubrimiento!”...
Cuando uno quiere autoconocerse, obviamente necesita de RUDOS GIMNASIOS. Porque es en esos “GIMNASIOS DEL DOLOR” donde los defectos que uno lleva
escondidos afloran inevitablemente.
Defecto descubierto en tales situaciones, debe ser trabajado profundamente y en todos los niveles de la Mente. Cuando uno, en realidad de verdad,
ha comprendido tal o cual error de tipo psicológico, está listo, ciertamente, para la DESINTEGRACIÓN.
|
|