¿Dónde está la conciencia?

Cada agregado psíquico es como una persona dentro de nosotros. No hay duda de que estos agregados poseen los TRES CEREBROS: el Intelectual, el Emocional y el Motor-Instintivo-Sexual; es decir, cada Yo o agregado (que es lo mismo, entre paréntesis), es una persona completa. Cada Yo, cada agregado, tiene su criterio propio, individual; tiene sus ideas,

sus conceptos, sus deseos; realiza determinados actos, etc.; goza (en ciertas cosas) cada Agregado, de cierta autonomía.

Miradas las cosas desde este ángulo, estudiadas a fondo, llegaremos a la conclusión lógica e inevitable, de que dentro de nuestra persona habitan muchas personas. Lo más grave es que todas éstas riñen entre sí, se pelean por la supremacía; cada cual quiere ser el amo, el señor.

¿A qué se parecería nuestra CASA INTERIOR? Yo diría que a una horripilante mansión, donde hubiera muchos criados y cada cual se sintiera el “señor”. Es claro que, mirada tal casa a la luz de estos razonamientos, resulta espantosa en el fondo.

Lo curioso del caso son, precisamente, los conceptos que se forjan cada uno de los “señores de la casa”. El uno dice: “¡Voy a comer, tengo hambre!”. Después entra un segundo en conflicto y dice:“¡Al diablo con la comida, yo voy a leer el periódico!”. Surge más allá, un tercero en conflicto, y, en forma irrevocable, dice: “¡Qué comida ni qué lectura, voy a la casa de mi amigo fulano de tal!”.

Dichas estas palabras, incongruentes todas, la humana Personalidad (movida por este resorte íntimo), abandona, pues, la morada, para irse por ahí, por esas calles de Dios.
Si nos pudiéramos ver de cuerpo entero, tal como somos, ante un espejo, puedo asegurarles de que quedaríamos perfectamente locos. Estamos todos, LLENOS DE HORRIPILANTES CONTRADICCIONES, esto es nefasto para todos; no tenemos, verdaderamente, existencia real.

Al nacer, somos hermosos. ¿Por qué? Porque todos disponemos de un 3% de ESENCIA LIBRE (como lo dije en mi obra titulada “Psicología Revolucionaría”). El 97% restante, está enfrascado entre la multiplicidad del Ego. Eso que hay de elemento libre, impregna al huevo fecundado, surge a la existencia, reincorporado nuevamente.

Así que el niño recién nacido posee eso, precisamente: Un 3% de Conciencia libre, no embutido entre ningún Ego. El porcentaje de Esencia, manifiesto en un niño, es AUTOCONSCIENTE.

¿Cómo vería un recién nacido a los adultos: A sus padres, a sus hermanos, a sus parientes?

En la misma forma en que ustedes ven a un “marihuanero”, así y no en otra forma. Pero vean ustedes cómo los adultos se sienten hasta con autoridad para educar al niño (creen ellos que pueden educarlo). El niño, a su vez, se siente mal, completamente mártir, víctima de esos “marihuanos” que quieren enseñarle.

Él los ve desde su propio ángulo: Está despierto, percibe los agregados psíquicos de sus genitores, de sus parientes, de sus hermanos. También suele percibir a sus propios Agregados, que entran y salen del recinto, que dan vueltas alrededor de la cuna, etc...

A veces las visiones son tan espantosas, que el niño no puede menos que llorar aterrorizado; los genitores, los padres no entienden estas “ocurrencias” del infante. A veces acuden al médico; en el peor de los casos se van en busca de los Espiritistas a ver si por ahí hay algún Espiritista o algún médium de mal agüero le logra arreglar el caso. ¡Ése es el estado insólito en que vive la humanidad doliente!

En todo caso, el pobre infante es víctima de todas esas locuras de los mayores. Él, con paciencia, no le queda más que soportar el látigo de los verdugos. ¡Ésa es la cruda realidad de los hechos!

Posteriormente, cuando ya la humana Personalidad está formada en verdad, comienza a entrar (en el cuerpo del infante) todos esos agregados psíquicos, inhumanos, que le pertenecen.

Entonces se notan cambios en la criatura: Se vuelve “berrinchuda”, molestosa, celosa, iracunda, etc., etc., etc., y otras tantas hierbas. Es lamentable esto, ¿verdad? Pero así es.

Y al fin, cuando el que era niño se volvió adulto, las cosas cambian: Ya no es aquel niño juguetón autoconsciente) de otros tiempos; no, ahora es el bribón de la cantina, el negociante, el lujurioso, el hombre celoso, etc., y en fin, se ha convertido en eso que el niño miraba con horror.

Es claro que la criatura se horrorizaba al ver al adulto; ahora el niño se ha vuelto adulto, y lo peor del caso es que se le ha DORMIDO LA CONCIENCIA, ya no es capaz de mirarse con horror a sí mismo....

En realidad de verdad, hermanos, cada uno de los agregados psíquicos que surge en nosotros, tiene determinados compromisos. Podríamos decir, sin exageración alguna, que el ladrón (por ejemplo) lleva dentro de sí mismo una cueva de ladrones, cada uno de ellos con distintos compromisos, en distintos días, horas y lugares; que el fornicario irredento carga en su interior (para colmo de los colmos) una casa de citas; el homicida, obviamente, lleva en su psiquis un “club de asesinos” (claro, cada uno de estos, en el fondo, tiene sus compromisos); el mercader, en su interior, lleva una plaza de mercado, y así sucesivamente...

Mas, ¿cómo se teje y desteje nuestro propio destino? Mucho dijo Gurdjieff sobre la LEY DE RECURRENCIA. Ouspensky, Collins, Nicoll, etc., comentaron tales afirmaciones. Mas nosotros, en el terreno de la investigación, hemos ido más lejos. Conocemos a fondo la mecánica viva de la Ley de Recurrencia, y esto es muy importante...

Un sujeto X-X, por ejemplo, que en una pasada existencia fuera, dijéramos, adúltero (que hubiese dejado a su mujer por otra dama), es claro que, al renacer, trae en su psiquis al Yo del adulterio, al mismo que cometiera el delito. Éste, no podrá expresarse en los primeros años de la infancia, ¡imposible!

Si el suceso fue a la edad de 30 años, por ejemplo, indubitablemente el Yo de aquel adulterio aguardará en el fondo de la psiquis (dentro del terreno de lo infrahumano, en las Esferas Subjetivas), a que llegue la edad consabida de los famosos 30 años. Cuando esa edad llegase, aquel Yo resurgirá (desde el fondo) con gran fuerza, se apoderará del Intelecto y del Centro Emocional, y del Centro Motor-Instintivo-Sexual de la Máquina, para ir a buscar a la dama de sus ensueños...

Antes, se habrá puesto en contacto telepático con el Ego de aquella dama; posiblemente hasta se habrían dado cita en cualquier lugar (tal vez en un parque de la ciudad o en una fiesta). Y es obvio que viene después el reencuentro. Pero lo interesante es ver cómo ese Ego sumergido puede jalar al Intelecto, mover los Centros Emocional y Motor de la Máquina, y llevarse la Máquina, precisamente, al lugar donde tiene que encontrarse con la dama de sus ensueños. Pero inevitablemente, el mismo proceso se realizará en ella, y la escena se repetirá otra vez, tal como sucedió.

Supongamos que un caballero X-X en una cantina se peleó en la pasada existencia con otra persona, con otro hombre, por tal o cual motivo, posiblemente baladí. ¿Creen ustedes que por el hecho de que el cuerpo físico deje de existir, aquel Yo va a desaparecer? ¡Pues no!; simplemente continuará en la Dimensión Desconocida.

Pero al renacer el Ego, al retornar, al volver a tomar un nuevo cuerpo, llegará el momento en que podrá entrar en actividad; aguardará la edad en que sucedió el hecho en la pasada existencia.

Si fue a los 25 años, aguardará aquellos consabidos 25; el permanecerá en el fondo de la psiquis (entre tanto), y cuando llegase el momento, obviamente se apoderará de los Centros de la Máquina para repetir la “hazaña”...

Antes, se habrá puesto en contacto telepático con el otro X-X sujeto, y se habrán dado cita, posiblemente en otra cantina. Allí, al mirarse, se reconocerán a través de los rostros, se herirán mutuamente con la palabra y el hecho se repetirá...

Vean ustedes pues, cómo por debajo de nuestra zona concientiva y de nuestra capacidad razonativa, se realizan distintos compromisos. Así es como la Ley de Recurrencia trabaja, ésa es la mecánica de tal Ley.

Claro está que, miradas las cosas de este modo y de esta manera, no tenemos, en verdad, lo que podríamos denominar “LIBERTAD TOTAL”, “LIBRE ALBEDRÍO” (es muy poco el margen que tenemos de libre albedrío). Imaginen ustedes un violín entre en un estuche. El pequeño margen que puede haber entre el violín y el estuche, casi mínimo, nos daría una idea del pequeño margen de libertad que nosotros poseemos.

En realidad de verdad, estamos metidos dentro de la mecánica de la Ley de Recurrencia, y esto es lamentable por cierto...

Un hombre es lo que es su vida; si un hombre no trabaja su propia vida, ese hombre está perdiendo el tiempo miserablemente. ¿De qué modo podríamos nosotros LIBERTARNOS de la Ley de Recurrencia? Pues, TRABAJANDO NUESTRA PROPIA VIDA.

Incuestionablemente, nuestra propia vida está compuesta de comedias, dramas y tragedias.

La comedia es para los cómicos; los dramas para las personas normales, comunes y corrientes; y las tragedias para los perversos...

En los Misterios de antaño, no se aceptaba a ningún trágico. Se sabía que éste era castigado por los Dioses, y obviamente el Guardián le rechazaba con la punta de la espada...

 

Que necesitamos DISOLVER LOS YOES ¡Eso es lógico! Éstos son los “actores” de las comedias, dramas y tragedias. ¿Podría, acaso, haber una comedia sin cómicos? ¿Podría existir un drama sin actores? ¿Creen ustedes que podría desarrollarse, en cualquier escenario del mundo, alguna tragedia sin trágicos, sin actores? Obviamente que no, ¿verdad? Entonces, si queremos cambiar nuestra propia vida, ¿qué debemos hacer? No nos queda más remedio que disolver a los “actores” de comedias, dramas y tragedias.

¿Y quiénes son esos “actores”, dónde viven y por qué?

Yo les digo a ustedes, en verdad, que esos “actores” son del tiempo, en realidad, cada uno de esos “actores” viene de antiguas edades.

Si decimos que “el Yo es un libro de muchos tomos”, estamos asegurando una gran verdad; si afirmamos que “el Ego viene de muchos ayeres”, es cierto. Entonces, EL EGO ES TIEMPO, los Yoes personifican al tiempo: Son nuestros propios defectos, nuestros propios errores, contenidos en el reloj del tiempo; son el polvo de los siglos, en el fondo mismo de nuestra psiquis.

Cuando uno conoce la didáctica precisa, para la disolución de esos elementos indeseables que se lleva adentro, consigue insólitos progresos. Se hace indispensable, urgente, inaplazable, conocer con exactitud la didáctica. Sólo así es factible la desintegración de esos elementos indeseables que se llevan dentro...

En alguna ocasión, nació en la Atlántida un Iniciado. Ese hombre se desenvolvió en un hogar delicioso, donde solamente reinaba la armonía, la amistad, la Sabiduría, la riqueza, la Perfección, el Amor. Mas llegó el momento en que aquél hombre, a través de las diversas técnicas y disciplinas de la Mente, consiguió el autodescubrimiento.

Entonces, con horror, se dio cuenta de que llevaba en su interior elementos abominables; comprendió que necesitaba de un “gimnasio” especial, de un GIMNASIO PSICOLÓGICO, y es claro que en aquél ambiente de perfecciones, no existía tal “gimnasio”.

No le quedó más remedio que abandonar la casa, la casa de sus padres, y situarse por ahí, en los suburbios de cualquier ciudad Atlante (se creó a sí mismo, el Gimnasio Psicológico, un “gimnasio” que le permitió el autodescubrimiento de sus propios defectos). Claro, desintegró los agregados psíquicos y se liberó.

En verdad, mis estimables hermanos, que las peores adversidades nos ofrecen las mejores oportunidades. Constantemente llegan a mí, cartas de distintos hermanitos del Movimiento Gnóstico Internacional: Unos se quejan de su familia, de su papá, de su mamá, de sus hermanitos; otros protestan contra la mujer, contra los hijos; aquéllas hablan con horror de su marido, etc., y piden, naturalmente, un bálsamo para consolar su adolorido corazón...

Hasta ahora, entre tantas cartas, no he visto una (siquiera) de alguien que esté contento con tales situaciones tan adversas. Todos protestan, y eso es lo lamentable. No quieren el Gimnasio Psicológico; antes bien, quisieran huir del mismo, y a mí (como Instructor) no puede darme menos que dolor. Digo: “¡Pobres gentes, no saben aprovechar el Gimnasio Psicológico, quieren un Paraíso, no quieren entender la necesidad de las adversidades, no quieren sacar partido de las peores oportunidades; en verdad que no desean el autodescubrimiento!”...

Cuando uno quiere autoconocerse, obviamente necesita de RUDOS GIMNASIOS. Porque es en esos “GIMNASIOS DEL DOLOR” donde los defectos que uno lleva escondidos afloran inevitablemente.

Defecto descubierto en tales situaciones, debe ser trabajado profundamente y en todos los niveles de la Mente. Cuando uno, en realidad de verdad, ha comprendido tal o cual error de tipo psicológico, está listo, ciertamente, para la DESINTEGRACIÓN.